Un recorrido por sus tres siglos de historia
Enclavada en pleno centro de Madrid, en la populosa calle Alcalá y rodeada por multitud de edificios emblemáticos de la capital, se alza el Casino de Madrid, una exclusiva sociedad que, surgida en 1836, da sus primeros pasos en el siglo XXI adaptando sus costumbres a los nuevos tiempos.
De la mano del documentalista, Miguel Ángel Rodríguez, GX se sumerge en un edificio plagado de historia, donde el más nimio de sus ornamentos posee un valor incalculable para el más común de los mortales. Un lugar en el que no resulta difícil imaginarse como los intelectuales de varias décadas se sumergían acaloradamente en debates acerca de los temas más candentes de la política y vida social nacional.
En la actualidad, entre las numerosas muestras de una incalculable riqueza arquitectónica, escultural y pictórica, que con el paso de los años ha poblado todos los rincones de un enorme edifico, se han añadido, con la llegada de la nueva
centuria, y de forma sosegada aditamentos propios de los tiempos que corren. A la conexión WiFi de Internet, otros artilugios, propios de la sociedad actual, como el cambiador de bebés instalado en la piscina cubierta o los avanzados aparatos de musculación y mantenimiento del gimnasio, suponen un contrapunto cuando menos llamativo de una institución que fue declarada en 1993 Bien de Interés Cultural, en la que a modo de curiosidad todavía perviven los ascensores de comienzos del Siglo XX.
Etimología
Ya desde sus comienzos, uno de los fundadores de la entidad, el General Fernández de Córdoba pretendía sentar las bases sobre las que se cimentaba inicialmente la institución, “la idea de llamar Casino a la nueva sociedad se vio motivada por diferenciarla de otras instituciones de carácter político (círculos, sociedades de amigos, liceos,...) y por la moda italiana que influía a la Corte misma”, declaraba el militar socio de la entidad y posterior presidente en su libro “Mis Memorias Íntimas”. Una definición en la que sus fundadores querían definir al Casino como una quinta o casa de campo. El interés no es baladí, máxime cuando la entidad hubo de litigar contra el actual Casino Gran Madrid de Torrelodones, para que este no utilizara la definición Casino de Madrid en su nomenclatura y de esta forma evitar cualquier tipo de asociación de sus actividades con el mundo del azar. Según la RAE (Real Academia de la Lengua Española), la definición de Casino, aunque ya en desuso, es la de “sociedad de hombres que se juntan en una casa, aderezada a sus expensas, para conversar, leer, jugar y otros esparcimientos, y en la que se entra mediante presentación y pago de una cuota de ingreso y otra mensual”. Si bien esta acepción no contempla la inclusión de mujeres, que en la sociedad Casino de Madrid si tienen su espacio.
Una historia compleja
El actual Casino de Madrid, a lo largo de los tres siglos que ha vivido la sociedad, ha contado con diferentes ubicaciones y casi medio centenar de presidentes. Inicialmente, el Casino tuvo su sede, hacía 1836, en la Calle del Príncipe, actual Fernández González, en una ubicación descrita por el general Fernández de Córdoba como “destartalado y feo, y que tres mozos de chaqueta servían café y refrescos mientras los socios jugaban al tresillo, el ecarté y el lansquenet en toscas mesas de madera”. Posteriormente cambiaría su ubicación por otro domicilio en la misma calle, para posteriormente situarse en el Palacio del Marqués de Santiago. En ésa época comienza la entidad a atesorar numerosas obras de arte. Tras la revolución de Vicálvaro, a mediados del Siglo XIX, la entidad defendió su carácter apolítico para evitar nuevos ataques a una sede que fue defendida con éxito por sus propios socios. En 1868 el Casino traslada de nuevo su sede, a la casa del café Suizo, lugar en el que hoy se encuentra las oficinas del BBVA, para once años más tarde estrenar una nueva sede. Tras los continuos cambios de residencia los socios de la época optan por la compra, en propiedad, de varios edificios bajo cuyo solar se edificará la nueva sede, que se mantiene a día de hoy, que es inaugurada en 1910, en una de las épocas de mayor esplendor. La Guerra Civil sumergió en un período de cierta decadencia a la entidad por falta de recursos económicos. Ya en las postrimerías del siglo los socios optan por ceder la explotación comercial, a la sociedad concesionaria Gran Circulo de Madrid, de parte de las instalaciones, con cuyos ingresos se procedió a la restauración total del edificio. Con la llegad del Siglo XXI a sus tradicionales servicios añade nuevos usos deportivos al aire libre, al integrar entre sus servicios el Casino Club de Golf de Retamares.
Una sociedad exclusivista
Para formar parte del Casino de Madrid es condición “sine qua non” que el interesado en pasar a formar parte de la institución sea presentado por dos socios propietarios, con el objetivo de que el que vaya a entrar lo haga “con el vínculo de que el que pase a formar parte del Casino lo haga con referencias” apostilla Miguel Ángel Rodríguez, encargado del departamento de documentación del Casino de Madrid, que hace las labores de cicerone en la visita de GX Magazine hacia los intersticios de una entidad cuyo interior pasa casi desconocido para los viandantes de la zona. El socio debe afrontar una cuota de admisión de 7500 € o de más de 21.000 € si el nuevo integrante es una entidad empresarial, más unas cuotas mensuales, a través de las cuales los socios tienen acceso a los múltiples servicios que ofrece la entidad, si bien a pesar de gozar de los mismos derechos que el resto de miembros no tienen derecho a voto.
El Casino en cifras
El edificio del actual Casino contiene un espacio de alrededor de 12.000m2, bajo el cual se disponen multitud de estancias, entre ellas, dos discotecas, un gimnasio, una piscina cubierta, diversas salones Se calcula que alo largo de la historia el Casino ha contado con alrededor de 15.000 socios, en la actualidad la institución cuanta con unos 2.300 componentes. El edificio acoge durante el año numerosas actividades culturales y de ocio, entre las que destacan los Bailes de Disfraces y de Primavera, Conferencias culturales de diversa índole, Conciertos de música clásica y todo tipo de manifestaciones que los integrantes de la sociedad casinista tienen a bien organizar con cierta periodicidad en las instalaciones. Las mujeres desde 1987 tienen acceso libre al Casino.
Para todos los gustos
El socio o el mero visitante del Casino puede deleitar sus sentidos disfrutando de la amplitud de sus estancias, donde la profusión de arte es la nota predominante. Por un lado, destacan las vidrieras de la Casa Maumejéan, las lámparas de Cristal de La Granja o su valiosa colección de relojes. Su patrimonio se ha visto incrementado con el paso de los años, pero no sólo en su interior, sino ya en el exterior, ya que el diseño del edificio corrió a cargo del afamado arquitecto de principios de siglo XX, José López Sallaberry, que a su vez era socio del Casino. En el interior se pueden apreciar los frescos que decoran los techos del Salón Real, donde también se encuentran obras de Anselmo Miguel Nieto, Fernando Álvarez y Julio Romero de Torres y las composiciones escultóricas de Mateo Inurria, Mariano Benlliure y Miguel Blay, además de la biblioteca neogótica que cuenta con una importante aportación bibliográfica, a la que historiadores y estudiosos tienen acceso. Como el placer intelectual no esta reñido con lo gastronómico, a través de la sociedad Gran Círculo de Madrid, se gestiona el Restaurante La Terraza del Casino, que cuenta con una estrella Michelín, cuya gestión corre a cargo del omnipresente Ferrán Adriá y que tiene al también afamado chef Paco Roncero como jefe de cocina de una oferta gastronómica variada, que ha sido destacada en numerosas publicaciones especializadas. Los acuerdos con más de un centenar de entidades similares en todo el mundo, que permiten a sus socios compartir experiencias en otros clubes internaciones, los viajes concertados y el acuerdo con el Club de Golf de Retamares amplían la inacabable oferta de ocio para sus socios.
Ilustres
Renombradas periodistas, como los ya fallecidos, Luis Carandell y Matías Prats Cañete, la renombrada cronista política Victoria Prego, el escritor José Luis Sampedro, la vicepresidenta del Gobierno, Martínez de la Vega, el juez Conde Pumpido, el futbolista Martín Vázquez son algunas de las caras más reconocidas de socios que en los últimso tiempos han formado parte de la entidad. A lo largo de la historia muchos nombres ilustres se incorporaron a la sociedad, así, no es extraño comprobar como entre sus miembros abundan los títulos nobiliarios, partiendo del título de su primer presidente, Mariano Téllez, Duque de Osuna, el Conde Peñalver, el Duque de Medina Sidonia, el ministro José María Fernández-Ladreda, grandes representantes de las letras españolas como José de Espronceda, Juan Donoso Cortés, reputados políticos como el Conde de Romanotes y Cánovas del Castillo y así un sinfín de ilustres protagonistas de la historia reciente de nuestro país en los últimos tres siglos.
Enclavada en pleno centro de Madrid, en la populosa calle Alcalá y rodeada por multitud de edificios emblemáticos de la capital, se alza el Casino de Madrid, una exclusiva sociedad que, surgida en 1836, da sus primeros pasos en el siglo XXI adaptando sus costumbres a los nuevos tiempos.
De la mano del documentalista, Miguel Ángel Rodríguez, GX se sumerge en un edificio plagado de historia, donde el más nimio de sus ornamentos posee un valor incalculable para el más común de los mortales. Un lugar en el que no resulta difícil imaginarse como los intelectuales de varias décadas se sumergían acaloradamente en debates acerca de los temas más candentes de la política y vida social nacional.
En la actualidad, entre las numerosas muestras de una incalculable riqueza arquitectónica, escultural y pictórica, que con el paso de los años ha poblado todos los rincones de un enorme edifico, se han añadido, con la llegada de la nueva
centuria, y de forma sosegada aditamentos propios de los tiempos que corren. A la conexión WiFi de Internet, otros artilugios, propios de la sociedad actual, como el cambiador de bebés instalado en la piscina cubierta o los avanzados aparatos de musculación y mantenimiento del gimnasio, suponen un contrapunto cuando menos llamativo de una institución que fue declarada en 1993 Bien de Interés Cultural, en la que a modo de curiosidad todavía perviven los ascensores de comienzos del Siglo XX.Etimología
Ya desde sus comienzos, uno de los fundadores de la entidad, el General Fernández de Córdoba pretendía sentar las bases sobre las que se cimentaba inicialmente la institución, “la idea de llamar Casino a la nueva sociedad se vio motivada por diferenciarla de otras instituciones de carácter político (círculos, sociedades de amigos, liceos,...) y por la moda italiana que influía a la Corte misma”, declaraba el militar socio de la entidad y posterior presidente en su libro “Mis Memorias Íntimas”. Una definición en la que sus fundadores querían definir al Casino como una quinta o casa de campo. El interés no es baladí, máxime cuando la entidad hubo de litigar contra el actual Casino Gran Madrid de Torrelodones, para que este no utilizara la definición Casino de Madrid en su nomenclatura y de esta forma evitar cualquier tipo de asociación de sus actividades con el mundo del azar. Según la RAE (Real Academia de la Lengua Española), la definición de Casino, aunque ya en desuso, es la de “sociedad de hombres que se juntan en una casa, aderezada a sus expensas, para conversar, leer, jugar y otros esparcimientos, y en la que se entra mediante presentación y pago de una cuota de ingreso y otra mensual”. Si bien esta acepción no contempla la inclusión de mujeres, que en la sociedad Casino de Madrid si tienen su espacio.
Una historia compleja
El actual Casino de Madrid, a lo largo de los tres siglos que ha vivido la sociedad, ha contado con diferentes ubicaciones y casi medio centenar de presidentes. Inicialmente, el Casino tuvo su sede, hacía 1836, en la Calle del Príncipe, actual Fernández González, en una ubicación descrita por el general Fernández de Córdoba como “destartalado y feo, y que tres mozos de chaqueta servían café y refrescos mientras los socios jugaban al tresillo, el ecarté y el lansquenet en toscas mesas de madera”. Posteriormente cambiaría su ubicación por otro domicilio en la misma calle, para posteriormente situarse en el Palacio del Marqués de Santiago. En ésa época comienza la entidad a atesorar numerosas obras de arte. Tras la revolución de Vicálvaro, a mediados del Siglo XIX, la entidad defendió su carácter apolítico para evitar nuevos ataques a una sede que fue defendida con éxito por sus propios socios. En 1868 el Casino traslada de nuevo su sede, a la casa del café Suizo, lugar en el que hoy se encuentra las oficinas del BBVA, para once años más tarde estrenar una nueva sede. Tras los continuos cambios de residencia los socios de la época optan por la compra, en propiedad, de varios edificios bajo cuyo solar se edificará la nueva sede, que se mantiene a día de hoy, que es inaugurada en 1910, en una de las épocas de mayor esplendor. La Guerra Civil sumergió en un período de cierta decadencia a la entidad por falta de recursos económicos. Ya en las postrimerías del siglo los socios optan por ceder la explotación comercial, a la sociedad concesionaria Gran Circulo de Madrid, de parte de las instalaciones, con cuyos ingresos se procedió a la restauración total del edificio. Con la llegad del Siglo XXI a sus tradicionales servicios añade nuevos usos deportivos al aire libre, al integrar entre sus servicios el Casino Club de Golf de Retamares.
Una sociedad exclusivista
Para formar parte del Casino de Madrid es condición “sine qua non” que el interesado en pasar a formar parte de la institución sea presentado por dos socios propietarios, con el objetivo de que el que vaya a entrar lo haga “con el vínculo de que el que pase a formar parte del Casino lo haga con referencias” apostilla Miguel Ángel Rodríguez, encargado del departamento de documentación del Casino de Madrid, que hace las labores de cicerone en la visita de GX Magazine hacia los intersticios de una entidad cuyo interior pasa casi desconocido para los viandantes de la zona. El socio debe afrontar una cuota de admisión de 7500 € o de más de 21.000 € si el nuevo integrante es una entidad empresarial, más unas cuotas mensuales, a través de las cuales los socios tienen acceso a los múltiples servicios que ofrece la entidad, si bien a pesar de gozar de los mismos derechos que el resto de miembros no tienen derecho a voto.
El Casino en cifras
El edificio del actual Casino contiene un espacio de alrededor de 12.000m2, bajo el cual se disponen multitud de estancias, entre ellas, dos discotecas, un gimnasio, una piscina cubierta, diversas salones Se calcula que alo largo de la historia el Casino ha contado con alrededor de 15.000 socios, en la actualidad la institución cuanta con unos 2.300 componentes. El edificio acoge durante el año numerosas actividades culturales y de ocio, entre las que destacan los Bailes de Disfraces y de Primavera, Conferencias culturales de diversa índole, Conciertos de música clásica y todo tipo de manifestaciones que los integrantes de la sociedad casinista tienen a bien organizar con cierta periodicidad en las instalaciones. Las mujeres desde 1987 tienen acceso libre al Casino.
Para todos los gustos
El socio o el mero visitante del Casino puede deleitar sus sentidos disfrutando de la amplitud de sus estancias, donde la profusión de arte es la nota predominante. Por un lado, destacan las vidrieras de la Casa Maumejéan, las lámparas de Cristal de La Granja o su valiosa colección de relojes. Su patrimonio se ha visto incrementado con el paso de los años, pero no sólo en su interior, sino ya en el exterior, ya que el diseño del edificio corrió a cargo del afamado arquitecto de principios de siglo XX, José López Sallaberry, que a su vez era socio del Casino. En el interior se pueden apreciar los frescos que decoran los techos del Salón Real, donde también se encuentran obras de Anselmo Miguel Nieto, Fernando Álvarez y Julio Romero de Torres y las composiciones escultóricas de Mateo Inurria, Mariano Benlliure y Miguel Blay, además de la biblioteca neogótica que cuenta con una importante aportación bibliográfica, a la que historiadores y estudiosos tienen acceso. Como el placer intelectual no esta reñido con lo gastronómico, a través de la sociedad Gran Círculo de Madrid, se gestiona el Restaurante La Terraza del Casino, que cuenta con una estrella Michelín, cuya gestión corre a cargo del omnipresente Ferrán Adriá y que tiene al también afamado chef Paco Roncero como jefe de cocina de una oferta gastronómica variada, que ha sido destacada en numerosas publicaciones especializadas. Los acuerdos con más de un centenar de entidades similares en todo el mundo, que permiten a sus socios compartir experiencias en otros clubes internaciones, los viajes concertados y el acuerdo con el Club de Golf de Retamares amplían la inacabable oferta de ocio para sus socios.
Ilustres
Renombradas periodistas, como los ya fallecidos, Luis Carandell y Matías Prats Cañete, la renombrada cronista política Victoria Prego, el escritor José Luis Sampedro, la vicepresidenta del Gobierno, Martínez de la Vega, el juez Conde Pumpido, el futbolista Martín Vázquez son algunas de las caras más reconocidas de socios que en los últimso tiempos han formado parte de la entidad. A lo largo de la historia muchos nombres ilustres se incorporaron a la sociedad, así, no es extraño comprobar como entre sus miembros abundan los títulos nobiliarios, partiendo del título de su primer presidente, Mariano Téllez, Duque de Osuna, el Conde Peñalver, el Duque de Medina Sidonia, el ministro José María Fernández-Ladreda, grandes representantes de las letras españolas como José de Espronceda, Juan Donoso Cortés, reputados políticos como el Conde de Romanotes y Cánovas del Castillo y así un sinfín de ilustres protagonistas de la historia reciente de nuestro país en los últimos tres siglos.
Artículo publicado en la revista GX Magazine
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