Juan Carlos Vos, el arte del minimalismo
Bajo una apariencia reposada, un talante taimado y la sabiduría del que conoce bien su trabajo se nos revela Juan Carlos Vos, todo un amante del ciclismo en el que se ha propuesto dejar su impronta en base a la personalización de los cuadros de bicicletas. “Llevamos diez años en este negocio, yo antes ya trabajaba por mi cuenta en un pequeño taller en mi propia casa. Comencé pintando cascos de motos y algún cuadro de bicicletas” comenta Vos, tras esos comienzos laboriosos, decidió darle una mayor profesionalidad a su capacidad estética para decorar o “tunear”, como se aplica hoy en día a cualquier trabajo encaminado a hacer del vehículo de locomoción algo único, y de esta forma ser capaz de crear pequeñas obras de arte con los cuadros de las bicis.
Bajo el logotipo de Artenruta, se encuentra una pequeña fábrica sita en la localidad de Villarejo de Salvanés en el sureste madrileño. Enclavada en un tranquilo parque industrial, que le ha servido a Juan Carlos como trampolín empresarial para instalar su taller junto a otros dos compañeros, Artenruta decora y remoza cuadros de particulares así como hace frente a los encargos de los propios fabricantes nacionales.
La bicicleta del Tour
Lance Armstrong, Miguel Induráin, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Hinault los pentacampeones del Tour de Francia, y Pedro Delgado, Luis Ocaña, Bahamontes, los “otros” históricos ciclistas españoles que subieron a lo más alto en una edición de la ronda gala, son los personajes que con mimo, dedicación y mucho empeño se propuso reflejar en el cuadro de su propia bicicleta de carretera Juan Carlos, con motivo de la conmemoración del centenario del Tour en el año 2003. “Pensé en hacerlo por mi afición al ciclismo y al Tour como el principal exponente del ciclismo de carretera” afirma el artífice de la empresa Artenruta, que empleó “entre 3 o 4 meses en completar el trabajo completo sobre el cuadro. En horas continuadas me ha supuesto unas 40”.
Pero no es la única cosa extraordinaria en la que ha dejado su huella. En su día Perico Delgado le pidió que le pintara en la “pipa” de su bicicleta, la caricatura de “el Pirata”, recordada insignia del tristemente fallecido Marco Pantani. Tal y como confirma el autor de estas obras “yo siempre he sido de personalizar la bicicleta, llevar la cinta a juego con el sillín y las botas, en mis tiempos de ciclista, siempre he dibujado desde pequeño”, una revelación de la que no cabe duda alguna a la vista de sus creaciones.
Un proceso harto laborioso
Como toda labor artesanal el sistema que hay que llevar a cabo resulta cuando menos intenso. Primero se comienza por someter al cuadro a un golpe de arena, con el que se elimina la pintura anterior, si el cuadro fuera de carbono el proceso resultaría más costoso ya que habría de lijarse a mano. Tras el golpe de arena llega el turno a la imprimación, una labor harto importante ya que sirve para proteger el material contra la corrosión y para ofrecer mayor anclaje a la pintura. La aplicación del color se constituye como el tercer paso. En función de las exigencias del usuario el precio de este proceso puede rondar los 90 euros en función de la elección de un color metalizado o un tono perlado. La impronta del ciclista llega con la elección de los vinilos de una marca determinada o la inclusión de máscaras u otros detalles gráficos que Juan Carlos, previo estudio, escanea y aplica sobre la zona del cuadro seleccionada por el interesado. Con el lacado de la superficie finaliza el proceso completo de la decoración del cuadro.
Artículo publicado en el nº8 de la Revista Ciclismo en Ruta.
Artenruta
MC Ediciones
Bajo una apariencia reposada, un talante taimado y la sabiduría del que conoce bien su trabajo se nos revela Juan Carlos Vos, todo un amante del ciclismo en el que se ha propuesto dejar su impronta en base a la personalización de los cuadros de bicicletas. “Llevamos diez años en este negocio, yo antes ya trabajaba por mi cuenta en un pequeño taller en mi propia casa. Comencé pintando cascos de motos y algún cuadro de bicicletas” comenta Vos, tras esos comienzos laboriosos, decidió darle una mayor profesionalidad a su capacidad estética para decorar o “tunear”, como se aplica hoy en día a cualquier trabajo encaminado a hacer del vehículo de locomoción algo único, y de esta forma ser capaz de crear pequeñas obras de arte con los cuadros de las bicis.
Bajo el logotipo de Artenruta, se encuentra una pequeña fábrica sita en la localidad de Villarejo de Salvanés en el sureste madrileño. Enclavada en un tranquilo parque industrial, que le ha servido a Juan Carlos como trampolín empresarial para instalar su taller junto a otros dos compañeros, Artenruta decora y remoza cuadros de particulares así como hace frente a los encargos de los propios fabricantes nacionales.
La bicicleta del Tour
Lance Armstrong, Miguel Induráin, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Hinault los pentacampeones del Tour de Francia, y Pedro Delgado, Luis Ocaña, Bahamontes, los “otros” históricos ciclistas españoles que subieron a lo más alto en una edición de la ronda gala, son los personajes que con mimo, dedicación y mucho empeño se propuso reflejar en el cuadro de su propia bicicleta de carretera Juan Carlos, con motivo de la conmemoración del centenario del Tour en el año 2003. “Pensé en hacerlo por mi afición al ciclismo y al Tour como el principal exponente del ciclismo de carretera” afirma el artífice de la empresa Artenruta, que empleó “entre 3 o 4 meses en completar el trabajo completo sobre el cuadro. En horas continuadas me ha supuesto unas 40”.
Pero no es la única cosa extraordinaria en la que ha dejado su huella. En su día Perico Delgado le pidió que le pintara en la “pipa” de su bicicleta, la caricatura de “el Pirata”, recordada insignia del tristemente fallecido Marco Pantani. Tal y como confirma el autor de estas obras “yo siempre he sido de personalizar la bicicleta, llevar la cinta a juego con el sillín y las botas, en mis tiempos de ciclista, siempre he dibujado desde pequeño”, una revelación de la que no cabe duda alguna a la vista de sus creaciones.
Un proceso harto laborioso
Como toda labor artesanal el sistema que hay que llevar a cabo resulta cuando menos intenso. Primero se comienza por someter al cuadro a un golpe de arena, con el que se elimina la pintura anterior, si el cuadro fuera de carbono el proceso resultaría más costoso ya que habría de lijarse a mano. Tras el golpe de arena llega el turno a la imprimación, una labor harto importante ya que sirve para proteger el material contra la corrosión y para ofrecer mayor anclaje a la pintura. La aplicación del color se constituye como el tercer paso. En función de las exigencias del usuario el precio de este proceso puede rondar los 90 euros en función de la elección de un color metalizado o un tono perlado. La impronta del ciclista llega con la elección de los vinilos de una marca determinada o la inclusión de máscaras u otros detalles gráficos que Juan Carlos, previo estudio, escanea y aplica sobre la zona del cuadro seleccionada por el interesado. Con el lacado de la superficie finaliza el proceso completo de la decoración del cuadro.
Artículo publicado en el nº8 de la Revista Ciclismo en Ruta.
Artenruta
MC Ediciones
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